Si el dentista le comunica que sufre caries y que la mejor opción es empastarlos, posiblemente se pregunte: ¿Duelen los empastes? Las dudas sobre el dolor causado por el tratamiento de una caries tal vez le hagan posponer el tratamiento, pero de ese modo podría empeorar el problema. Tratar una caries suele ser menos doloroso y menos costoso si se hace a tiempo o en cuanto el dentista detecta indicios de caries.
Si aun así le preocupa sufrir dolor y molestias durante el procedimiento de empaste, aquí encontrará una explicación sobre lo que cabe esperar durante y después de este tratamiento.
Empastes: durante el procedimiento
Antes de comenzar, su dentista tomará las medidas necesarias para minimizar el dolor que pueda sentir durante el proceso. Por ejemplo, le aplicará anestesia local para adormecer las encías y partes de la boca. Un anestésico local solo desensibiliza la zona tratada, lo que significa que se mantendrá consciente durante el procedimiento y podrá interactuar con el dentista. La lidocaína es un anestésico de uso común durante las intervenciones dentales.
La administración del anestésico se efectúa en tres partes. El dentista seca suavemente el interior de la boca con una gasa o aire a presión. Luego, aplica un gel sobre el lugar de inyección, el cual adormece el tejido gingival y atenúa el dolor que se siente al inyectar la lidocaína en la boca. No obstante, es posible que note una ligera sensación de escozor cuando el dentista le inyecte el anestésico. Curiosamente, no la produce la aguja en sí, sino que está provocada por la acción de la anestesia al adormecer las encías y la boca.
Una vez que la zona de tratamiento esté anestesiada por completo, no sentirá nada mientras trabaje el dentista.
Empastes: después del procedimiento
Cuando el dentista haya terminado su labor y empiece a remitir el efecto de la anestesia, es posible que note un hormigueo en la boca. Algunos pacientes también presentan sensibilidad dental después de un empaste. Habitualmente, la sensibilidad desaparece pasados unos días. El dentista puede recetarle analgésicos para aliviar las molestias tras el empaste de una caries. En tal caso, tómeselo con calma y evite ejercer demasiada fuerza o presión con la pieza dental afectada.
Si el dolor o la sensibilidad no desaparecen al cabo de una semana, tal vez sea necesario revisar el empaste para comprobar que no sobresalga y que la mordida (oclusión) sea adecuada.
Si tiene más de un empaste, por ejemplo, en el maxilar superior y el inferior, podría llegar a experimentar un choque galvánico, una auténtica descarga eléctrica en la boca. Esta situación puede darse si los empastes están hechos de metales diferentes, como una amalgama y un empaste de oro. Para evitar estos choques, solicite al dentista que use el mismo material para todos sus empastes.
Empastes: cuándo llamar al dentista
Un empaste debe mejorar la salud y el bienestar bucodental, no empeorarlos. ¿Duelen los empastes? No deberían, aunque es posible notar cierta sensibilidad o molestias en los días siguientes al empaste. Si la incomodidad persiste al cabo de una semana, es buena idea llamar al dentista, quien podrá retocar el empaste para que le moleste menos.
Si no tuvo ningún problema inmediatamente después del tratamiento, pero empieza a sentir dolor o tener molestias semanas, meses o incluso años después, también es recomendable consultar al dentista. Los empastes no son eternos, como expone el Colegio Oficial de Dentistas de Bizkaia, y algunos materiales tienen una duración menor que otros. El dentista puede hacer una revisión e indicarle cuál es el problema.
Para evitar empastes futuros, recuerde cepillarse los dientes dos veces al día con un dentífrico fluorado como Colgate Sensitive Prevent & Repair, que repara el esmalte dental debilitado y protege los dientes contra la caries.