Una visita al dentista puede ser un momento aterrador para los más pequeños. Tras escuchar historias de extracciones y empastes en el patio del colegio, los niños pueden oponer bastante resistencia a acudir a la consulta dental e incluso reflejar las ansiedades de sus progenitores.
Evitar la odontología infantil debido a los miedos de los niños, o de los padres, no es buena idea. Según la Sociedad Española de Odontopediatría, la caries es la enfermedad crónica infantil más común. La repercusión de las enfermedades bucodentales infantiles es enorme. Vencer el miedo y visitar al dentista habitualmente es importante para la salud física y social de sus hijos.
Busque un especialista en odontología infantil
Si dispone de un dentista pediátrico en su zona, es preferible concertar una cita para sus hijos con dicho especialista. Estos dentistas especializados tienen formación adicional para afrontar los problemas que puedan derivarse de la dentición. Si bien estas características tranquilizan a los padres, el desarrollo de la visita a la consulta de un dentista pediátrico resulta también más cómodo para los niños. Desde la sala de espera hasta la zona de exploración de la consulta de un dentista infantil, todo está orientado hacia ellos para que se sientan más cómodos.
Céntrese en los aspectos positivos
No espere a que haya signos de caries para llevar a su hijo al dentista por primera vez. Inicie las revisiones dentales a una edad temprana para detectar cualquier posible problema en los dientes incipientes del menor. De este modo, el niño se acostumbrará a acudir a la consulta del dentista y la verá como un lugar positivo, donde aprenderá a cepillarse los dientes, a usar el hilo dental y a lucir unos dientes brillantes.
Aunque haya esperado hasta detectar un posible problema, la visita al dentista aún puede centrarse en los aspectos positivos. Explíquele a su hijo que hay que reparar el diente y que el dentista o higienista dental le enseñará a evitar que les pase lo mismo a los demás dientes. Prometer una pequeña recompensa después de la consulta también puede ayudar a esperar la visita con ilusión, en lugar de temor.
Nunca utilice el dentista como amenaza
Tratar de poner freno al consumo de dulces o de vencer la resistencia al cepillado o al hilo dental con amenazas tales como «Si sigues así, ¡el dentista va a sacarte todos los dientes!» es un recurso fácil que no hará más que aumentar la ansiedad del niño a la hora de acudir al dentista, ansiedad que puede persistir en la vida adulta y tener graves repercusiones sobre su salud bucodental.